martes, 28 de octubre de 2008

Politik kills o la armonía de la globalización


Llega a mis manos desde las de un buen amigo, un artículo publicado el 1 de septiembre en el periódico local-nacional de Frankfurt de mayor tirada. Sí, en ese, en el F.A.Z. Si el tabloide es o no conservador, reaccionario y otros atributos poco favorecedores a ojos de la que escribe no es el asunto que preocupa en esta entrada. La historia va por otros derroteros.


En la página 40 del diario, bajo la chocante rúbrica "Abteilung Attacke", unido al subtítulo banal y poco ocurrente "das neue Album von Manu Chao, dem ersten Popstar der Globalisierungskritik", pretende su autor (Daniel Bax) explicar el éxito de este pequeño gran hombre del ámbito ibérico-latino-africano-mediterráneo con la sencillez de sus melodías, la simpleza de sus textos y la variedad de color de su indumentaria. Es decir, como estrella popera del mundo globalizado el Sr. Chao presentaría las mismas virtudes que cualquier empresa o producto de éxito mundial: ligereza, superficialidad y anchura de perspectivas geográficas.


Puede ocurrir que el periodista no vea más allá de lo que le rodea y que a la hora de redactar su crítica haya optado por inteprertar al cantante como uno más de su entorno mediatizado, capitalizado, consumista y gris. Es posible que le hayan faltado las palabras para caracterizar el fenómeno y que por eso se le ocurriera recurrir a imágenes de la propia infancia, adolescencia o juventud. No obstante, resulta aburrido el discurso del neoconservadurismo alemán de los últimos tiempos cuando a falta de criterios con los que clasificar los hitos que vienen de más allá de las fronteras teutonas o centroeuropeas recurren a su época hippie, a los famosos Spontis y a los movidos años okupa y comparan a Chao con alguno de aquellos cantaautores que saltaron el muro berlinés para pasarse al lado salvaje de la vida. Siguiendo esa correlación, dentro de unas décadas tenemos al cantante franco-español de Ministro de Exteriores a este o al otro lado de los Pirineos.


Resulta pesado y aburrido que las cabezas pensantes (y escribientes) de este país no tengan más recursos que los de la propia historia. Que a la hora de analizar temas como el que plantea el éxito colosal de la música facilona, poco bailable y pegadiza del proyecto Radio Bemba no opten por otro camino que el de la banalización, la comparación odiosa (y tediosa) y acaben con un gesto de pretendida superioridad que aserta: "eso ya lo hemos vivido y fue a la larga una estupidez infantil". Esa pretendida sabiduría, basada en la propia experiencia y cargada de cierto regusto de satisfacción porque al final las utopías se revelaron como lo que eran, puras falacias, no encaja en el entorno que da fuelle al Sr. Chao. Ni en Latinoamérica, ni en Àfrica, ni entre las comunidades de emigrantes repartidas por las grandes urbes parece haber tiempo para prever el fracaso...Se valora más la construcción, la creación de nuevos ámbitos de existencia fuera de la marginalidad y con derecho a participación...y eso sí, con mucho color, tanto que deslumbre al que se acerque. A Daniel Bax un consejo, límpiese las gafas con las que ve el mundo o al menos, gradue sus cristales para ver de lejos...Por ahora no atina.