miércoles, 23 de julio de 2008

¡Más música!



Ahora que en principio no hay mucho que hacer y que el estío nos roba hasta el último minuto de cualquier intento de productividad, ahora digo, es el momento para ponerse a escuchar música...mucha música y sobre todo de la más desconocida. El verano es terreno propicio para los experimentos de todo tipo y los acústicos musicales son sin duda de los más provechosos...Entre otras cosas porque nos ayudan a tapar los ruidos de los molestos vecinos, de sus niños pesados sin colegio y de los envalentonados individuos que deciden ponerse a reparar, cortar, lijar o tapizar cualquier invento absurdo...Entre julio y septiembre todo es posible. Salid a la ventana para comprobarlo.
Buscaba el otro día nuevos incentivos armónicos en la biblioteca virtual y me topé con el artículo de algún bloguero en el que hacía referencia a una serie de grupos e intérpretes latinoamericanos, pero digamos más bien transculturalizados allí y aquí, de los que si había oído hasta la fecha algo era poco y sobre todo vago. Es decir, nada. Creo que muchos conocereis a la tan estimada Julieta Venegas. Yo no había tenido el placer hasta hace unos días y he de decir que más allá de cierta simpatía de género motivada seguramente por su ánimo transfigurador (creo haberla visto ya en todo tipo de disfraces y atavíos en los muchos videos que pueblan la televisión virtual) no me ha calado mucho Julieta.
No obstante, este bloguero anónimo al que le debo mucho mencionaba otros grupos como los siguientes: Plastilina Mosh, The Brazilian Girls, Los Fancy Free, La Pulquería, Gonzalo Yáñez, Don Tetto y Sussi 4. ¿Quiénes son? Me pregunté asombrada de mi supina ignorancia. ¿De dónde salen y qué pretenden musicalmente? Azorada por tanto interrogante me puse manos a la obra y salí en su búsqueda. Encontré información sí, pero como siempre demasiada, poco conclusiva y lo que me falta ahora es definitivamente escuchar sus berridos, alaridos y gritos de liberación " a lo latino" como leí en algún panegírico escrito por alguna exaltada fan.
El motivo de esta entrada no es otro que continuar mis pesquisas...o más bien trasladároslas a vosotros, si es que hay alguien ahí (is anybody in there?). Si por casualidad alguno tuviera alguna muestra, un retalillo de estos grupos, le estaría muy agradecida si pudiera ponerlo a mi disposición, hacerme partícipe de su tesoro y contribuir al crecimiento cultural entre el mundo ibérico y el latino en el cuerpo de mi persona. También recuerdo a ese desconocido lector (-a. ¡maldita sea! si cambio una -a en el sustantivo se me viene abajo toda la construcción nominal. Espero que sepáis dispensar mis debilidades) que cuando se celebró la fiesta de verano en el Instituto de Románicas que enmarca este blog se oyó mucha música...Y que esas delicias no eran mías y que me alegraría recibir un muestrario. De todo menos del regatón, para eso me falta ánimo y entereza. Realmente, el tiempo no pasa en balde.

viernes, 11 de julio de 2008

El milagro de la resurrección

Os pregunto: ¿en qué contexto se lee ultimamente esta palabra -resurrección- casi a diario? ¿Para quién esa resurrección milagrosa y las portadas de tantos periódicos y revistas? ¿Por qué no llamarlo a secas lo que es, un rescate, un liberación, una recuperación del propio destino? La Sra. Betancourt está en París, resucitada y presente corporalmente en fotos e imágenes de televisión. ¿Perdió alguna vez el cuerpo esta mujer y por ello ha vuelto de entre los muertos?
No me considero capacitada para desperdigar opiniones sin fundamento en relación a la cuestión de las FARC. Tampoco para callarme mi asombro cuando converso con algunos colombianos y les pregunto cómo se puede vivir una guerra civil de 40 años y no llamarla así. Es decir, el problema interior del país existe desde antes de que yo naciera y más allá de calificaciones políticas o ideológicas habrá de guardar alguna relación con temas como desigualdad social, reparto injusto de las riquezas (inmensas), aglutinamiento del poder legislativo y ejecutivo en manos de una élite oligárquica, corrupción administrativa, mala gestión de las zonas apartadas de la capital, etc...Recuerdo el asalto al Palacio de Justicia de Bogotá en 1986 (si me equivoco, por favor corregídme), acto violento en el que murieron muchas personas de las que nunca se recuperaron los cuerpos porque fueron calcinados, desfigurados con la clara voluntad de que no fueran reconocidos...Culpables de aquello no hubo nunca...Como os digo, la guerra civil colombiana es un mito.
E. González, una de las muchas vícitmas de aquel asalto, abogado de oficio y comprometido ciudadano con la meta de la paz nacional nunca encontró una tumba en la que reposaran sus restos...Tampoco éstos fueron nunca localizados. De E. González se olvidó Colombia entera, sumida en años aún más oscuros, en silencios perpetuos. Su mujer no consiguió dignificar su ausencia con una tumba ni lograr que su gestión valerosa de años tuviera un mínimo reconocimiento que explicar a la hija común. Aquel abogado defensor no resucitó ni nadie lo va a hacer resucitar ahora.
Si algo me molesta de la triunfante liberación de la Sra. Betancourt es el protagonismo que se otorga a este cuerpo resucitado y al discurso milagroso que la acompaña. Las referencias continuas a la virgen, al clero vaticano y a la fe que mueve montañas. Propongo un momento de recogimiento mediático, un acto de contricción privada en el que se recuerde más allá de triunfalismos de corte mesiánico que la historia de Colombia en las últimas décadas está plagada de cadáveres, de tumbas vacías, de héroes anónimos cuya memoria rara vez se encarna y resucita para al menos ser recordada en los momentos de gloria como el actual...