jueves, 21 de mayo de 2009

Narrativas colectivas latinoamericanas


Leí hace unos días un artículo en El País (14.05.09) de León Krauze, periodista y comentarista mexicano, en el que arremetía con verbo certero y aún más fino ojo contra las actitudes precaucionistas de los países del continente americano ante el virus gripal de reciente hornada: AH1N1. Krauze se congratulaba del apoyo "gringo" dado a México en tiempos de crisis y trasladaba el adjetivo "pinche" a otras latitudes y ciudadanos, considerados por lo visto hasta la fecha como los "hermanos latinoamericanos".


Al parecer la mano amiga vino esta vez del norte, en un gesto comprensivo por parte de la administración Obama al no cerrar la gran frontera que une ambos países ni en los momentos más críticos. También se dio algún despido concejal en la alcaldía de Nueva York por alguna sandez soltada en tono prepotente tipo "México es un país de armas, drogas, secuestos y fiebre porcina". Es decir, el "gringo" se comportó y se sigue comportando sin atribuir focos enfermizos a ninguna localidad geográfica y considerando la gripe actual un asunto global y no particularmente mexicano.


Krauze critica sobre todo la postura distante de algunos países latinoamericanos. Perú, Ecuador, Argentina y Cuba cesaron vuelos con México, rechazaron a ciudadanos mexicanos e incluso desde alguna peña retirada más allá de Bahía Cochinos a Castro se le volvió a poner entre cejo y cejo (locura tiránica o senil, aún está por ver) que todo era el resultado de una conspiración del "enemigo yanqui" destinada a minar la fortaleza latina. ¡Vivir para ver! Tampoco deja el periodista mexicano a la presidenta argentina sin su ración de crítica. Atribuye a Dña. Cristina haber utilizado la crisis sanitaria para desviar la atención de su propia gestión, nefasta por lo visto y marcada por una fuerte epidemia de dengue con más de 20.000 infectados. La vieja estrategia aquella de que "estaremos mal, pero los otros están peor así que cierra la puerta niña y no te quejes".


Sobre la gripe porcina se podría escribir mucho. Más aún sobre su conveniencia mediática no tanto en casos nacionales concretos sino a nivel mundial, llenos como estamos todos de crisis por todas partes y angustias generalizadas. No obstante, leyendo las palabras de Krauze se me ocurrió pensar que no hay más que desconfiar de esas narrativas colectivas en las que aparentemente todos nos sentimos felizmente acogidos cuando se trata de desmarcarse del mundo. Es decir, que ni el hermano latinoamericano, ni la ligazón de siglos entre España y Latinoamérica, ni el discurso de que todos somos de la misma madera deberían marearnos y apartar de nuestra vista una cosa evidente: cuando la casa arde, salen todos corriendo y no importa de qué color, nacionalidad, cultura o sexo se sea....la solidaridad no entiende más que un discurso y es el que realmente sirve de ayuda. Venga de donde venga.

miércoles, 13 de mayo de 2009

El sitio de mi recreo

Para algunos, un gran letrista y músico del pop español. Para otros, un ejemplar más de la mítica y estéril móvida madrileña. En todo caso un hombre que contribuyó a que la caspa nacionalcatólica y rancia de las marisoles y los rafaeles pasara de moda popular. Os dejo una canción y la dirección de You Tube por si queréis ver a su intérprete y oirla.
"Donde nos llevó la imaginación, donde con los ojos cerrados se divisan infinitos campos. Donde se creó la primera luz junto a la semilla de cielo azul volveré a ese lugar donde nací. De sol, espiga y deseo son sus manos en mi pelo, de nieve, huracán y abismos, el sitio de mi recreo. Viento que a su murmullo parece hablar mueve el mundo con gracia, le ves bailar y con él, el escenario de mi hogar. Mar, bandeja de plata, mar infernal es su temperamento natural, poco o nada cuesta ser uno más. De sol, espiga y deseo... Silencio, brisa y cordura dan aliento a mi locura, hay nieve, hay fuego, hay deseo, ahí donde me recreo."
Antonio Vega (fallecido el 13 de mayo de 2009)
http://www.youtube.com/watch?v=g1VoZV0KKrE

sábado, 2 de mayo de 2009

Juan Marsé y Cervantes: crónicas de la España real


La entrada que sigue a continuación escoge un tema algo caduco ya. La urgencia informativa que imponen las posibles pandemias virícas, las crisis económicas y algún que otro evento deportivo obliga a que el tiempo de permanencia en la parrilla de actualidad sea breve. Los premios literarios suelen tener poco morbo y menos sangre y por ello es posible que hoy ya pocos se acuerden de que la semana pasada el escritor catalán Juan Marsé recogió el galardón cervantino que el mundo iberoamericano de las letras concede anualmente a sus mejores autores.

No es Marsé uno de mis favoritos. El casticismo “chusquero” (me pregunto si os llegará la extensa amplitud de este adjetivo adaptado del militarismo fascista español) que con tanta maestría recogió en sus novelas; la programática sordidez posguérrica y la aburrida esterilidad seudoprogresista del franquismo tecnocrático puestas al descubierto en La oscura historia de la prima Montse y Si te dicen que caí son aspectos esenciales de una España real y oscura de la que me resulta imposible congratularme. Sé que representan hábitos de una época que vivieron otros y que por ello no es de rigor criticarlos virulentamente. No deseo yo tampoco que en unas décadas alguien me eche en cara los terribles años de betún bajo la hegemonía de los clanes Bush, Putin y Berlusconi. No obstante, Juan Marsé me transportaba con sus palabras leídas en las sobremesas del verano a una realidad histórica triste y seca. Carente de toda diversión y placer. Insoportable pensar en haber vivido entonces e increible saber que mis padres formaron también parte de esos grupos de niños aburridos y hambrientos de chocolate y juguetes. Un extraño sentimiento de encerrona e injusticia clausuraba con frecuencia las lecturas marsianas.

Ahora es premio Cervantes y de su discurso ceremonial me he permitido escoger algunos pasajes porque creo que revelan una postura literaria coherente a lo largo de los años y comprometida con un acto único y preciso como es el de narrar. El escritor catalán abomina de teorías y modelos de escritura. Su experiencia autorial dice basarse en unos pocos principios que me permito transcribir aquí brevemente. El discurso se encuentra en internet...por si se os ha abierto el apetito.
“Con respecto al trabajo mantengo algunos principios, pocos, que bien podrían resumirse en dos: procura tener una buena historia que contar, y procura contarla bien, es decir, esmerándote en el lenguaje; porque será el buen uso de la lengua, no solamente la singularidad, la bondad o la oportunidad del tema, lo que va a preservar la obra del moho del tiempo.”
(http://estaticos.elmundo.es/documentos/2009/04/23/discurso_marse_cervantes.pdf)