lunes, 30 de junio de 2008

¡POR FIN!


Es lo primero que pensé ayer cuando el árbitro pitó el final del partido España-Alemania. Por fin un título, por fin una final ganada, por fin delirio general y alegría en todo el país. Yo me alegro. Y sobre todo me alegro de que haya sido una victoria sobrada, con arte y compás, de estilo propio y elegante.


Así que me sumo. Me empapo de crónicas periodísticas, veo fotos y la única espinita que me queda es no haber vivido el acontecimiento allí, en cualquier plaza, bar, calle de alguna ciudad española. Eso si que hubiera estado bien. Entonces seguramente hoy estaría afónica de tanto gritar y comentaría aún el golazo de "El Niño". Desde Frankfurt hice lo que pude. Lo suficiente para darme un "subidón" y celebrar hasta bien entrada la noche. Nos acordamos, Juan y yo, de tí Mila y pensamos....¿Cuántas tracas y petardos habrán tronado en la ciudad del Turia, en las cercanías del Mediterráneo? Ya nos contarás. Nosotros, como te dije, celebramos algo recogidos pero muy satisfechos....¡Por fín!

martes, 24 de junio de 2008

Divide y vencerás

La de hoy promete ser una entrada breve. Sin tener mucha idea del tema boliviano, he supuesto tras leer algunas noticias respecto a la actual situación política que la grieta que parece atravesar el país y que en los periódicos españoles se presenta como una escisión de tipo económico puede en definitiva acabar siendo contraproducente para el proceso democrático iniciado por Morales.
Como digo sé poco de la cuestión y por ello no pretendo extenderme. Pienso en la situación española, en sus autonomías y en los conflictos que genera la repartición de la riqueza entre las diversas regiones. Unos ponen más dinero en la olla común y aspiran por ello a recibir más en el reparto general. Craso error desde mi punto de vista. Un estado de tipo autonómico se basa en la solidaridad de las comunidades entre sí, en un proyecto de progreso y mejora común que abarque a todos, no sólo a los que son ricos de antemano. En España, la cuestión del reparto es un tema conflictivo, recurrente en época de elecciones autonómicas, arbitrario en sus datos y de fácil manejo desde las distintas ópticas que lo polarizan.
En Bolivia parece amenazar a la propia esencia del Estado, a la mera existencia del país. Esto no carece de peligro. Ya es difícil alcanzar la soberanía nacional, mantenerla y desarrollarla teniendo como "amables" vecinos a los estadounidenses y siendo azotados por los intereses económicos de las grandes compañías yanquis. No digamos si extendemos el espectro de intereses económicos al ámbito global. Entonces se advierte que es poco aconsejable hacer la guerra por su cuenta, desde la pequeña autonomía próspera, en la creencia de que la riqueza particular no depende del contexto general.
Conocemos todos el dicho "divide y vencerás" que en tantas ocasiones se verifica. Me pregunto a quién beneficia la división del pequeño país andino. Qué intereses de tipo global esperan detrás de la puerta a que las rivalidades, los intereses creados, las oligarquías y los desheredados se acaben tirando de los pelos. La historia de Latinoamérica está plagada de desencuentros, de injerencias externas, de explotaciones salvajes y de desidias ominosas con respecto a las comunidades indígenas. Morales se presentó en la palestra política como una esperanza de futuro. Lo deseable es que se trate de un porvenir próspero y aglutinador de todos los estratos sociales, económicos y políticos presentes en el país. Ojalá no se cumpla el maleficio. Ojalá se imponga la sentencia contraria: la unión hace la fuerza.

domingo, 15 de junio de 2008

Juan Gelman

La muerte me enseñó que no se muere de amor.
Se vive de amor.

viernes, 13 de junio de 2008

AVERNOS POPULACHEROS


De polémicas están llenas las páginas de los periódicos, los de papel y los de pixel. Ni siquiera nos las suministran con cuentagotas, así de dispuestos son estos periodistillas que han hecho del voceo una profesión y que nos castigan con frecuencia con estulticia, lugares comunes y argumentos sacados de la última partida de mus acometida en la cafetería de la esquina con los cuñados y suegros. Para describir este fenómeno de comunicación social al que me refiero, los alemanes han acuñado una palabra que traducida al castellano quedaría aproximadamente en estos términos: chorradas de peña afincada en cualquier tasca de barrio (atentos, las traducciones del alemán suelen acabar en estas largas frases).


Esta indigna parrafada introductoria me ha de servir para demostrar dos cosas. La primera: que de algún modo me siento acreditada para descalificar a los plumillas de la cotidianeidad porque entre ellos hice carrera universitaria, con ellos tuve el dudoso honor de comenzar mi vida laboral y de ellos me separé en cuanto tuve cierta autonomía de criterio. La segunda: que en ocasiones tenemos a los señores periodistas que nos merecemos y que en el caso que pretendo narrar a continuación, la disyuntiva acabará por quedarse en la famosa apertura del conflicto entre el huevo y la gallina...¿Quién es mas lelo, el que escribe o el que quiere leer a diario la basura escrita?


Lo digo porque más allá de las fronteras ibéricas ha trascendido un suceso que por su cualidad regionalista debería haberse quedado entre las páginas del diario local de alguna islilla. Me refiero al asunto lingüístico con el que los mallorquines (bueno, no todos, seguramente aquéllos asiduos a esas peñas "robacerebros" a las que me refería antes) castigan a una de las manos que les da de comer: la compañía aérea Air Berlin (os aseguro, ningún santo de mi devoción). El presidente de la misma tocó tambores de guerra y llamó a filas a los suyos cuando avistó en el blog de algún politiquillo (peor calaña si cabe que la de los voceros mediáticos) de izquierda nacionalista la terrible cruz con la que habitualmente se oculta la ausencia de argumentos razonables en los ataques contra Alemania y sus empresas.


Sí, sí. El envalentonado diputado de Esquerra Republicana de Catalunya asociaba en su alucine intelectual la negativa de la compañía a introducir el uso del catalán en sus vuelos interregionales con una actitud totalitaria, absolutista y sin sensibilidad alguna hacia las minorías. Ya véis, realmente se confirma así eso que la medicina denomina el síndrome de las islas...El ser humano se embrutece ante la incapacidad de abandonar el terruño por sus propios pies. Estando así las cosas yo me andaría con cuidado de atacar a las compañías aéreas....Por aquello de que el que entra, no sale.


En mi opinión, insultar de manera bajuna al interlocutor en cualquier tipo de confrontación dialéctica debería ser castigado con una expulsión del campo de juego. Entre otras cosas porque semejantes ataques a las partes más innobles no contribuyen en ningún modo a que la queja o la argumentación coja vuelo, se alce y se presente a la opinión pública en todo su esplendor. Es decir, que los mallorquines quieran que Air Berlin incluya la lengua catalana en sus apelaciones a los pasajeros me parece como petición absolutamente legítima. Que la compañía argumente con la imposibilidad de tener personal para cubrir la demanda, el reflejo típico de este tipo de empresas. Sin duda es posible llegar a un acuerdo.


Pero claro, también es más fácil bajarse a los avernos populacheros y recurrir a los escupitajos....No creáis que vinieron sólo del área isleña. También el presidente de Air Berlin se lució en su lamentable respuesta: sacando del baúl de la abuela al emperador (atentos otra vez, primero alemán, luego español) Carlos V/I y al imperio aquel donde nunca se ponía el sol y en el que sólo se hablaba una lengua...Realmente no sé que es peor, la estrechez de miras del diputado o la falsificación histórica del ejecutivo de altos vuelos....¡Que vengan los periodistillas a aclararlo!

jueves, 12 de junio de 2008

Caminoneros

Los nervios están a flor de piel y ello se refleja en la actitud de algunos piquetes pero también de algunos transportistas no implicados. Me pregunto si quien prendiera fuego a un conjunto de camiones -que no sé si fue piquete y de hecho no importa porque lo que sí tengo claro es que es un delincuente- sabe realmente qué significa estar en huelga. Del mismo modo, lamentable el incidente del repartidor que atropelló a un piquete.
Yo siempre parto de la idea que una huelga ha de ser voluntaria y que los piquetes deberían estar para informar y no para atemorizar. El derecho a huelga es fundamental y cada día que pasa lo veo más claro. Es especial en este caso, puesto que quienes se declaran en huelga no son trabajadores de alguna empresa sino pequeños empresarios: empresarios que trabajan más que cualquier trabajador suyo puesto que, cuando llegan a casa, tienen que empezar a organizar facturas, encargos y mantenimiento de los vehículos, sin olvidar entregar la tarjeta de transporte de cualquier nuevo vehículo.
Yo, estoy con ellos. No veo por qué no pueden incrementar en su porte el tanto por ciento que aumenta el gasoil.

miércoles, 11 de junio de 2008

Villa

Desde hace varias semanas iba yo alertando a todos los que me preguntaban por la selección española que tuvieran en cuenta a Villa. Todos me hablaban de Fàbregas, de Torres, ... y yo erre que erre con la palabra Villa entre los dientes. Todos pensaban que no tenía ni idea de fútbol porque, claro, nombraba a uno que no es tan conocido internacionalmente. Y yo que no cejaba, repetía con denuedo su nombre como si todo un equipo fuera a personalizarse en él.
No creo que ganemos la Eurocopa, de hecho me sorprendería enormemente. Es más, creo que este ha sido nuestro mejor resultado y que pronto nos iremos a casita con el coche de San Fernando, un poquito a pie, otro andando pero nuestra gesta ahí ha quedado, gracias a un fenomenal futbolista.

domingo, 8 de junio de 2008

Vaya golazo

Empieza la Eurocopa y tengo la impresión de que mucha gente espera revivir el gran verano que fue el de 2006. Para Alemania supuso un punto de inflexión. Por primera vez desde las atrocidades nazis, los alemanes salieron a la calle cubiertos de bandera: en sus caras, camisetas, "capas", coches, etc. llevaban la ilusión de sentirse alemanes sin tener que avergonzarse. Tal euforia colectiva santificó el fútbol y así ahora que estamos de nuevo en plena vorágine competitiva, se ven otra vez dichos símbolos por doquier. Entonces acompañó el buen tiempo, ahora no sé. Dicen que va a llover. Pero aunque ello aguara la fiesta, es hermoso verlos felices porque al serlo, nos hacen más felices a los otros. A mí al menos.
El fútbol, el deporte rey, es un despilfarro de emociones. Vaya golazo hubiera colado ayer Ronaldo (Portugal) si no hubiera sido por las yemas del portero turco. Sí, ya ven, ayer estuve, como muchos, viendo los partidos. Hoy no voy a dejar de ver a Alemania, sería un sacrilegio aunque este deporte rey tan lleno de despilfarro, también económico, me preocupe sobremanera. De él no se ha apoderado la euforia colectiva de la competición sino las suculentas primas, derechos de imagen y posteriores fichajes. Tal es así que la Liga española de fútbol cambia de nombre para mi vergüenza- porque eso es lo que siento- y pasa a llamarse Liga BBVA. Vaya golazo y qué poca vergüenza. Yo dejaría de ver esa liga que ya no es deportiva sino económica.

domingo, 1 de junio de 2008

Un domingo más...

No hay nada como el asueto. Vaguear, retozar en la perezosa conciencia de no tener que hacer nada, tumbarse a la bartola, holgazanear, relajarse. Todo eso que se resume desde hace ya algunos meses en el mediatizado vocablo "perrear" con el que al parecer han venido bregando los españoles en su faceta de ávidos espectadores de televisión durante esta última temporada. Constituye, este "perrear", parte esencial de la canción presentada por España en la convocatoria anual de Eurovisión y acompaña además a algunas creaciones lingüísticas populares, muestras notorias de un fenómeno que podríamos titular como "iberenglish (por favor, no se confunda con el spanenglish) y que presenta casos como los siguientes: "breiquindans" "maiquelyacson". En relación a "perrear", no me atrevería a decir que se trata de una creación exclusiva de la canción "chiquichiqui" pues yo ya la usaba en mi adolescencia y uno de sus significados ha estado hasta la fecha asociado en mi vocabulario a otras del mismo arbol semántico: "hacer el perro", "estar ahí, aperrado" "ser un perro/-a". Así que la cuestión del "perreo", entendida desde el ámbito ibérico al que humildemente pertenezco, reside en la acepción que domino, es decir en precisamente no hacer nada.
Lo más probable es que me esté quedando algo corta en la interpretación que realizo del tema musical presentado por el tipo tupé-patillón que han mandado los españoles este año a Belgrado. No importa, también él con su ritmo y sus gogós ha resultado algo escasito en su tarea y ese destello de genialidad cultural que tiene el país y que reluce de manera inopinada en sus productos culturales, el esperpento, no aflora, al menos visto desde Alemania, por ninguno de los poros y lentejuelas que revisten al personaje. Vamos, que existe una distancia apreciable entre lo esperpéntico y lo grotesco y que si la opinión mediáticopública (perdón por la palabra) española pretendía con su elección marcar la diferencia, dejar clara una postura frente al festival de marras, podría haber recurrido al ingenio que desviste la farsa, al ridículo lúcido, a la mera caricatura pero no al trío calavera y a su regatón de lata. Eso es tremendamente tedioso y carente de originalidad. Para eso, qué queréis, prefiero el pavo irlandés.
De todos modos yo a lo que iba era al asueto. Porque es domingo y porque a veces la ausencia de obligaciones permite emprender pequeñas aventuras, retos de menor calado pero cuya consecución deja tras de sí un regusto de prueba conseguida, de labor cumplida y a otra cosa mariposa. Es evidente que en este tipo de días es necesaria la presencia de un alidado imprescindible para que al menos el escenario de nuestro asueto no se venga abajo. Me refiero al caprichoso sol de estas tierras, elemento inseparable en mi caso de las ganas de aventuras y retos menores.
Hoy se echó a la calle, lustroso y brillante y yo con él, a verlas venir y a prestarle una ayudita a una amiga y a su bólido yacente en alguna esquina de la ciudad con la desesperanza de una rueda pinchada desde hace una semana. Como bien os podéis imaginar, para mí el reto consistía en colaborar de la manera más efectiva posible con la dueña y cambiar sin grandes indecisiones la parte en cuestión. Tras un análisis breve pero detallado de los pasos a seguir, un par de risas y un "venga, hombre, que ésto está hecho en un minuto" nos pusimos, mi amiga y yo, a quitar tornillos, a ensuciarnos las manos y las rodillas y a echarle un gato al cochecito. Más o menos grasa, titubeos y sudores, todo en tal justa y acorde medida que aunque la cosa duró más de un minuto si que pudimos decir que el tiempo que tardamos en cambiar la rueda no fue más que el que dejamos transcurrir tomándonos una copa de helado al concluir la humilde, y en mi opinión, contudente hazaña.
Típico de un domingo. Me voy a casa con la lengua aún fría de una dulcísima bola de helado y con la impresión de haber vivido, en aquella calle a la que me arrastró una rueda ajena, unas horas en otro lugar. Esquinas remotas de Frankfurt que aún siendo similares a las de mi entorno se revisten de cierto exotismo cotidiano y despiertan un culto voyeur propiciado por la sensación de sentirme intrusa en este paraje urbano. Casitas iguales a todas pueblan las calles, iguales y distintas, habitadas por otras personas también muy parecidas a las que viven por mi barrio. Es divertido observar a los transeuntes y descubrir en ellos lo acostumbrado y notar que justamente nuestra presencia es la que trastoca el orden rutinario del día festivo. Por poco tiempo, como os dije con celeridad inesperada pasamos a la cuestión culinaria. Y en ella discurrió la tarde y entonces vino la noche y frente a un vaso no sé muy bien quién dijo: "bueno, ahí va...un domingo más".