Bueno, pues aquí estoy...Tras unos días de aclimatación y de dura superación del mal llamado "Jet Lag" he encontrado el tiempo y la musa para ponerme a eso de la escritura epistolar desde coordenadas ajenas a mi rutina diaria. Y la verdad es que eso de librarse de la rutina por unos días sienta la mar de bien...Yo ya duermo como un lirón y al equívoco de horas no le achaco más que eso de levantarme a las cinco de la mañana como una rosa. Cosas peores se han visto.
Mi aclimatación al país va sobre ruedas. El tiempo es como una especie de primavera a la sevillana, con jacarandas florecidas pertpetuamente, olor a jazmín continuo y una luz cegadora del sol a unas latitudes de 2000 metros...Ya puedo estar contenta. Mas alto no había estado tantos días seguidos en mi vida. Una sensación algo pesada al respirar pero con unas ventajas considerables en relación a las percepciones visuales. ¡Qué cielo el de este país!
Y la verdad es que es muy revelador andar por estos lares como andaluza. Cercanías y lejanías linguísticas (y perdonad que me haya comido la diéresis pero no consigo ubicarme con este teclado) me mantienen alerta sobre las enormes posibilidades de nuestra lengua. Pero sobre todo lo que más me entusiasma ahora es tratar de identificar los diferentes usos sociales de la misma...Tengo carencias en las fórmulas de cortesía, en las cuestiones relacionadas con el inicio de la conversación y en la identificación de elementos del inglés adaptados al castellano de esta zona. Así, aquí se usa el término señorita para hablar con las mujeres jóvenes (acto para el cual me he tragado con ligereza todas las angustias de género que causa esta palabra en mis propios oidos) y a una le preguntan si "regalaría una firma" en un banco para retirar dinero. Cada día algo nuevo, cada día una muestra de lengua viva, en desarrollo y con una diversidad de registro que abruma...Una maravilla.
Bueno, concluyo porque mis impresiones serían ya muchas para dejarlas todas aquí recogidas. Ya seguiré mandando misivas desde este otro lado del Atlántico, tan lejano y a la vez tan cercano a mi memoria sentimental sevillana. Caminos de ida y vuelta y yo no he empezado más que a andar...¿Cómo no vine antes? Besos desde Morelia, impresionante ciudad en la que tuve un encuentro emotivo con Cervantes, de busto y con una capa tapando su brazo ausente.
1 comentario:
Cómo te envidio desde este despacho situado en un quinto piso. La altura me deja bien respirar pero como que me ahogo con otras cosas que tú entenderás. Chubascos y aparato eléctrico. Nada de cielos despejados, tal y como suponíamos al despedirnos.
Curioso me resulta lo de " nos regalaría una firma", expresión que contrasta con la castellana de " estampar una firma". La verdad es que siempre fuimos los más brutos del panorama hispánico. Menos mal que dentro de poco tendremos por aquí a un experto en cortesía verbal como es Antonio Briz e igual nos matizamos un poquitín.
Mantennos informados desde México, corresponsal en el extranjero.
Diana, nuestra tutora, está por otras lares, entre un cruce diplomático un poquitín más abajo.
Besos y saludos al quinto elemento.
Mila
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