miércoles, 5 de marzo de 2008

Harta, harta me tienen

A todos les ha dado por hablar de lo mismo y, mismo da que me da lo mismo, me aburren sobremanera.
No, esta vez no es de fútbol sino de política. No sé por qué tenemos que tragarnos todos los santos días cómo va la campaña de la candidatura para las próximas elecciones norteamericanas. Después nos quedará la segunda parte, que será las elecciones. Esto parece Terminator, Cobra o Rocky. Ché, qué ardor de estómago me producen.Todos hablan de lo mismo. En Alemania, en España, en... Y si no había bastante con los de allá, tenemos la versión autóctona de acá: Rajoy contra Zapatero, por orden alfabético. Qué pesaos, que diría mi queridísima Analía.
Yo no voy a ir a votar. Me tienen hasta el gorro con tanto debate, discurso, encuestas e insultos. Muchos me dicen que es un deber cívico, que incluso muchos inmigrantes alientan a los españolitos a hacer uso de un privilegio que ellos en muchos de sus países no pueden ni soñar. Pues ese deber me lo voy a saltar, yo que tan solícita a cumplirlos soy. Yo que también soy inmigrante aquí en Alemania, en Hesse, donde entre Roland y Andrea también hay duelillo.
Harta, harta me tienen.

2 comentarios:

Unknown dijo...

pues yo tampoco voy a votar, más por desidia que por displicencia. La campaña electoral española, que he seguido con atención desde mi compartida condición de inmigrante, me ha confirmado una sospecha que guardo desde hace algún tiempo: la falta de cultura dialéctica en nuestro país. No solamente es el embrutecimiento del lenguaje y su manipulación demagógica, sino la propia falta de respeto ante el oponente: no contestar a las preguntas directas sino con tergiversaciones plagadas del "y tú más", la propia descalificación personal como argumento de valor. No sería tan triste si no pensara que no es una cualidad exclusiva de nuestros políticos, sino que, según mi modesta opinión, es un vicio muy arraigado en nuestra cultura contemporánea.

Anónimo dijo...

Bueno, pues aun habiendo votado me sumo a eso del estar harta y de confiar bien poco en la capacidad dialèctica de nuestros polìticos. A mì me aburren sobre manera la falta de argumentos inteligentes, la bazofia verbal que se nos arrojan los unos a los otros y la demencia a la que son capaces de llegar solo por la posibilidad del robo de votos. Si esto es la polìtica, mejor hablemos de hacer punto y regar las plantas. Instruye màs y es màs participativo. Mari Loli Quinina