Gran falacia del verbo político en los últimos meses tanto en Alemania como en otros países europeos del que no se libra ni mi querida España, esta España mía, esta España nuestra es la gran mentira de la pobreza infantil.
¿Pueden ser los niños pobres, si no son generadores de riquezas materiales con las que comprar bienes de consumo o productos de primera necesidad? Dicen que divide y vencerás y eso es lo que parece que hacen los políticos para evitar decir que el sistema social está haciendo aguas porque ya no hay una preocupación real por lo que les pasa a los niños.
Lamentablemente la verdad es otra y es que hay muchas familias viviendo bajo el umbral de la pobreza en Europa porque no seremos tercer mundo pero sí políticamente tercermundistas. Una política social es indispensable para la salud mental de una sociedad y sus actantes de futuro. Decir que los niños son pobres porque sus padres no disponen de dinero con el que cubrir sus necesidades básicas es no ver que a esas familias se les da menos de lo que es estrictamente necesario. De ahí a decir barbaridades tales como que si tus padres o uno de tus padres es extranjero serás un criminal en potencia... Todo con tal de no hacer una crítica social y política responsable.
Eso sí, en plena campaña electoral en España, se promete a los jóvenes dinero; a las madres solteras, dinero; a los pensionistas, dinero; a los..., dinero y así un suma y sigue por un marrano voto con el que hacer la vida más agradable a unos mediocres y chupópteros políticos. Si tanto dinero hay, que tanto se puede prometer por qué no realizar una reforma social. Seguramente y como ocurre cuando uno arregla las tuberías de una ciudad pero no inaugura pantanos, no revierte en voto. No olviden: puedo prometer y prometo.
Qué pena...
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2 comentarios:
Es triste, pero la verdad es que los pobres no votan y solo con esas promesas de dinero los atraen a las urnas. Bastante tienen con el dia a dia.
A más de un católico, evangélico, musulmán o judío se le debería de caer la cara de vergüenza al leer en los periódicos que hay niños en la UE que viven en la pobreza...Preguntarse si no es también labor religiosa el encargarse de los que menos tienen y menos pueden...Lo digo porque observo con inquietud creciente que estas almas caritativas que dicen vivir entregadas a Dios (el que sea) se dedican más bien a las cuestiones de moral social o, permítanme decirlo más crudamente, de represión moral que a las verdaderamente relacionadas con su credo. Dad pan a los que no lo tienen, oí decir en mi infancia en alguna misa de refilón y eso me bastó para concienciarme de lo que era la pobreza de los otros. No hizo falta más, ni Estado, ni comuniones, ni catequesis. Quizás consideren mis contertulios estas palabras algo salidas de tono y fuera de contexto...Intentaré trazar el puente adecuado. Miren ustedes, lo que no puede ser es que algunas instituciones cuyo carácter social es indiscutible se nos metan a políticos y se les olvide su auténtico cometido. El Estado no es omnipresente y de eso deberían alegrarse las agrupaciones religiosas pues eso les deja un amplio margen para ocuparse de aquéllos que, según sus criterios, han sido menospreciados por la sociedad. Es decir, que la pobreza (sin adjetivos calificativos, así, sin más) es un asunto que incumbe a todos y no sólo al Ministerio de Economía y dinero también tienen algunas iglesias, congregaciones, sectas...Proyectos sociales, reflexiones comunitarias, integración de los desfavorecidos...Si no lo hacen los hombres y mujeres de buena fe, no esperen que el Estado se ponga a ellos, que no tiene alma. Por cierto, se me olvidaba, el Estado ese somos todos. La pobreza nos acusa pues a cada uno de nosotros.
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