Parece que esta localidad siempre tiene las de perder. Aníbal ya lo intuyó. Parece ser que se hizo una gran pifiada con la restauración de su teatro romano en los ochenta. Desde entonces muchos están descontentos y otros defienden a capa y espada la intervención. Parece ser que la cosa- cómo no- se está politizando y ahora salen muchos a decir que un fallo del tribunal supremo es una barbaridad contra la expresión artística porque en este caso es una sentencia política. Cito lo que firman 1.100 culturetas de turno asociados a eso que llaman manifiesto cultural y que últimamente se está convirtiendo en arma arrojadiza política:
"Una obra artística -añaden- puede gustar o no, pero llevarla a los tribunales de justicia sienta un precedente preocupante que afecta a la libertad de la que debe gozar la cultura. La confrontación política no puede invadir el espacio creativo que debe a toda costa preservar su autonomía. La creación artística debe permanecer al margen de la batalla política porque, en caso contrario, resulta herida de muerte". ( El Mundo 31-01-2008)
Personalmente creo que no debería remodelarse de nuevo puesto que su devolución al estado original es imposible. Pero tampoco se me ocurre defender que una restauración haya de malograrse para crear a su costa una obra artística fruto de dos arquitectos afamadísimos y por ende casi intocables. Este emblema del enclave saguntino murió el día en el que le colocaron toneladas de mármol para recubrirlo puesto que al anclarlas a las piedras originales y pegarlas a ellas se hicieron, digámoslo así, indisolubles. La obra artística se fundamentó en la pérdida de un tesoro arquitectónico. Fue una auténtica deconstrucción que quizá en los ochenta permitió a unos cuantos ir de progresistas. Hoy día se entiende tal actuación como una barbaridad. Nadie puede imaginar el Coliseo romano reconstruido con un envoltorio de mármol" nuevo de trinqui". Y ahora, en vez de buscar el consenso social e institucional para no empeorar las cosas, se intenta politizar el asunto de nuevo. Nadie quiere ceder. Nadie quiere perder. Nadie menos el Teatro romano de Sagunto.
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2 comentarios:
Los crímenes urbanísticos y monumentales cometidos en la España de los 80 merecerían una publicación por si solos...Lo que más me revienta es que siempre hablan en nombre de la estética, del prestigio cultural y la tradición, todos, también aquéllos que hoy alaban al marmol y mañana al puro cemento...Falta de criterio, diría yo, en muchas obras públicas del país...De todos modos, Mila, nunca estuve en Sagunto, así que poco puedo opinar al respecto...Pon una fotito la próxima vez, para que me haga una idea que soy una ignorante...
De entre mis recuerdos puedo rescatar una excursion a Sagunto en la que fuimos al teatro y nos paseamos por todos los recovecos. En aquellos años no estaba reformado y tenia ese tufillo a antigüedad e historia que tanto les gustaba a mis profesores.
Desde que lo reformaron, no he ido a verlo. Quizas porque me parece un abuso el no preservar como estaba un monumento que llena de orgullo a la ciudad y que ahora es mas un monumento a a la vergüenza. De todas maneras, el mal ya esta hecho, y quitar las piedras es mas caro que continuar. pero lo unico que importa es discutir sobre su futuro, sobre la estetica, sobre si es un crimen cultural y arqueologico, bla, bla, bla...
Cuando nosotros ya no estemos aqui y hayamos dejado de discutir, el teatro seguira ahi, ya sea debajo de su capa blanca o enterrado bajo una capa de tierra, asi que no creo que una polemica como esta le importe mucho a él y a los que lo construyeron, porque tras tantos siglos podemos ver que sigue siendo el escenario de comedias y tragedias y continua con la funcion.
The show must go on....
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