En ocasiones los seres humanos somos inteligentemente muy brutos. Por una parte tenemos todo el avance en ingeniería genética- nótese la voz de la disciplina en detrimento de lo propio de un matasanos-, por otro todo lo que nos puede acarrear tanto avance genético al margen de discusiones morales al respecto.
En ocasiones somos realmente contradictorios. Por un lado, el mundo se globaliza, se hibrida, se transterritorializa, en definitiva, se dinamiza. Por otro, se segrega, se especifica, se etiqueta. Por tanto, se paraliza. En busca de la verdad científica y el moderno grial, se codifica el genoma humano- hecho que considero altamente positivo, no crean- para acto seguido proceder a distinciones racistas, clasistas y absurdas.
Si de por sí ya es bastante difícil conseguir visado para entrar en algún país determinado, ahora, si empiezan a requerirnos nuestro fenotipo, será cuestión imposible. Siempre tenemos un pero en nuestro historial genético: unos son propensos a engordar, otros a tener azúcar, otros a...
El genetista estadounidense Venter está manos a la obra para que los que no tengan un cuerpo danone y un cerebro de aquí te espero, se queden en su casa como ciudadanos de segunda, tercera o última categoría. Por supuesto ésa no es su pretensión pero sí lo que de sus investigaciones se pudiera derivar.
Yo siempre pensé que la ciencia avanza y hace avanzar una sociedad. Lo primero no lo dudo, lo segundo, cada día me cuesta más creerlo.
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1 comentario:
A mí también...pero me parece que esto ha sido siempre así, desde que hay vida inteligente (?) en este planeta.
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