lunes, 11 de febrero de 2008

Ciudades maravillosas

Cae el sol oblicuo de la tarde y enciende un fuego de color en las fachadas. En el cielo, se pueden contemplar los senderos de miles de personas con nombre que se pierden en la anonimidad de los aviones. Son gente que, desde las alturas, contemplan entre los claros que dejan las nubes nuestras ciudades, unas ciudades que se ven desprovistas de vida y que, por tanto, pierden su latido. Y mientras, cae el sol oblicuo de la tarde.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sé que desde tu despacho se ven puestas de sol impresionantes...Te imagino ahí sentada, mirando el disco rojo que resalta en tu ventana...Afortunada tu, que no solo encuentras momentos para disfrutar de estas maravillas sino que además también hayas algún minuto para contarlo en este blog...Gracias. Marta