A veces famosas, a veces de rabiosa actualidad. Siempre eternas.
No hablo hoy de las del Prado, Thyssen, Pío V o Reina Sofía. Ni de las de Lagerfeld, Chanel o Versace. Hablo de esas cosas inservibles, kitsch y curiosas que llenan kioskos este mes de septiembre en mi país. Dicen que mueven en torno a 300 millones de euros. Una astronómica barbaridad. Lo que me pregunto es de dónde nos viene ese afán coleccionista barato y chabacano. Porque con todos mis respetos: quién quiere una mariposa enmarcada. Es más, cuántas mariposas han muerto para lanzar al mercado tal colección. Lo dicho: qué barbaridad. Luego dicen que hay crisis y que la vuelta al cole es difícil. Tonterías. Lo que pasa es que nos da por coleccionar cosas que tendremos que tirar en cuanto se nos acaben las ganas de seguir coleccionando lo que no debimos empezar a coleccionar. Les doy un mes. Ya me contarán qué y cuánto coleccionaron.
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2 comentarios:
Bueno, que yo sepa, nadie ha terminado una de esas colecciones tan preciosas que nos adornan el tubo catodico a finales del verano. Es mas, creo que solamente con el primer fasciculo ya sacan suficiente beneficio como para parar la coleccion y nunca sacan las entregas finales al mercado. De hecho, tengo un diccionario Larousse en casa del año de la polka que termina en la "W" porque no sacaron mas fasciculos.
Seguramente fuiste tú el único que llegó hasta la W. Así me gusta, Bukowski: demostraste que eres el más grande.
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