
Un título enigmático para una entrada tardía. Así da comienzo mi retorno particular a este blog del que me he mantenido alejada unas semanas, no sé bien si por pereza o simplemente por cansancio neuronal. Existen al menos razones más que sobradas para darse de vez en cuando una pausita. Si las mías están de sobra o no es otro asunto. En cualquier caso, me alegra tener una compañera como la que tengo porque es absolutamente independiente de mis agotamientos mentales y ella petrecha en sus asuntos, sus palabras y entradas. Menos mal que siempre nos queda Mila.
Bien, no tengo mucho que decir más que quizás dar cuenta de que se nos acerca un semestre acrecentado en cambios, variaciones y ausencias y que estas nuevas derivas situacionales me tienen algo preocupada porque no estoy hecha para los grandes cambios, para las grandes inauguraciones ni para las despedidas. Es decir, que cuando me descuido me ataca una morriña tan sentimental y llena de vacíos existenciales que si pudiera daría aullidos por esos pasillos largos y blancos de nuestra universidad cual lobo melancólico. ¿He escrito lobo? Pues que sea una loba nostálgica, para no perder las buenas costumbres.
Es pronto para elucubrar los designios que nos tiene preparado el nuevo semestre. Por mi parte, procuro adaptarme a la idea de que la soledad puede ser productiva e incluso creativa y que tal vez el otoño no me castigue tan fuerte como suele hacerlo. Sé, por lo demás, que me queda mucho trabajo por delante y que las miradas de los alumnos sentados tras las barricadas que conforman las mesas de las clases me obligarán a darme el brío necesario para no sucumbir frente a las despedidas, a las hojas que se caen y a las noches que se alargan. Así, que si sólo es por eso, pues bienvenidas sean las obligaciones y las miradas interesadas y acechantes. Nos vemos en unas semanas o a partir de mañana por esos inmaculados pasillos universitarios...Queda colgado el letrero: "estoy de vuelta".
1 comentario:
Creo que el inicio de cualquier curso siempre pone algo nervioso a cualquier profesor. Creo incluso que ahí está un poco lo interesante de los primeros días: el tanteo. Por una parte, los alumnos que intentan medir cómo va a ser el docente y por otra, el profesor que ha de elucubrar qué puede hacer con el grupo. Sé que con tus tablas será pan comido. Suerte y al toro!!!!Mila
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