Siguiendo con nuestras más arriesgadas aventuras les mostramos la belleza del paisaje. Hemos de decir que la paz, tranquilidad y grandiosidad de estos parajes han motivado de tal manera nuestra mente que hemos culminado con éxito lo que vinimos a hacer.
Desde aquí le damos las gracias más sinceras al Sr. Spiller, que ha sido el organizador de este seminario y el sherpa de nuestros éxitos de escalada.
Con orgullo podemos decir que nuestra segunda subida fue portentosa y nos dejó ver la otra ladera de la montaña. Pero al margen de estas buenas costumbres, que tan bien van a hacer a nuestro cuerpo, hemos vivido momentos realmente inolvidables. Así conocimos el Alpendüdler, una limonada con especias, que tan bien nos hizo con los casi treinta grados centígrados que teníamos. Tal calor también ha provocado ciertas quemaduras en gemelos, brazos o cuello con lo que parecemos cebras, eso sí unas más que otras.
Si de algo inolvidable hablamos, hay que mencionar también la calidad intelectual y social del seminario. Ha sido una experiencia que con gusto volveremos a repetir.
1 comentario:
Solo me gustaría apuntar un pequeño detalle a todo lo dicho por la reportera Mila: la bebida a la que se hace referencia en esta entrada es el Almdudler. Magnífica palabra para un brebaje muy interesante y fresquito que ayuda a subir los picos más escarpados con el sol más intenso...De verdad que esto de los Alpes ha sido una experiencia memorable. MMA
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