
Extraño título para una entrada pensará más de uno (a). Más extrañada me quedé yo cuando leí sobre Washington Cucurto y su proyecto editorial Eloisa Cartonera. Se trata de una idea que convierte en novelas, poemas y relatos los cartones que van quedando tirados en las calles de Buenos Aires y que son recogidos al anochecer por cientos de individuos que han hecho de esta actividad un oficio: los cartoneros. De los restos celulosos de maravillosos embalajes que como pipas de una sandía escupe la sociedad capitalista (la de allí, aquí, más allá...me temo que si seguimos así llegará a ser un día incluso la interplanetaria), se hacen en un pequeño local del barrio La Boca libros. Si, libros. Libros de cartón, raras publicaciones de colores brillantes, títulos desgarrados e historias que se desarrollan entre putiferios, sucias esquinas de callejas, drogas, sexo y cumbia. Si, cumbia.
Pero no quiero seguir por ahí porque a quien me gustaría presentaros es a Washington Cucurto. Ya, ya he dicho antes que es editor pero también es escritor y uno de esos que tiene todas las papeletas para convertirse en un maldito. Razones: primera, porque su literatura es "como una mulata dominicana: caliente y alegre" (palabras del autor); segunda, porque nada hacía preveer y seguro que a más de alguien molesta que a un "reponedor de estanterías de supermercado" le diera por hacer literatura y que encontrase el mejor formato de publicación en los cartones que rodean su existir cotidiano; tercero, opinad vosotros mismos ante este pasaje: "¡Dejenme tranquilo joderme la vida en paz! La vida es para jodérsela, para apestársela bien apestada, los pulmones son para llenarlos de cerveza y el corazón está para llenarlo de rimel... ¡Kirito, Kirito, ven a mí!... ¡Matecopio Bronco viejo y querido nomás!..."
Yo estoy alucinada desde que leo por entregas su novela en la red Hasta quitarle Panamá a los yanquis. No puedo decir mucho más aparte de que bajo http://www.eloisacartonera.com.arg/ os encontrareis con una explosión de vida, flujos, colores y palabras que seguro tienen significados terribles pero que suenan tan bien, tan groseramente juguetonas y seguras de su impacto. El lenguaje vulgar, dicen y algunos huyen de el como de la peste, seguro que presos del pánico ante el contagio. A mí me tiene en vela y me pregunto si algún día conseguiré hacerme con uno de los libros de cartón para poder sentir el tacto del mal gusto, la rugosidad y aspereza de las páginas cargadas de sudor, Condorinas y poderosas féminas. Sin duda es todo políticamente incorrecto, procaz, sexista y violento. A la potencia verbal y visual de la prosa de Cucurto esto le importa un pito y creo que por eso a mí también. "¡Adios Bronco, se va el Rey de la Cumbia, adios caballitos multicolores, hasta el viernes que viene! No me relinchen así, che, no le hagan trampa a mi corazón"
1 comentario:
Decía hace unos días Patricia Suárez, ganadora del premio Cosecha Eñe 2007, que en Argentina hay una necesidad de experimentar con la escritura. Ciertamente la narrativa argentina es una de las más vivas. Al margen del ímpetu creador, que juega un papel decisivo, claro está, habría que hacer notar el auge editorial. Ello hará que Argentina sea en 2010 la invitada a la Feria del Libro de Frankfurt. Veremos entonces si Washington Cucurto también es invitado. La verdad es que sus libros son verdaderamente artísticos y aunque fuera sólo por ello, merecería estar.
Mila
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