viernes, 14 de septiembre de 2007

Y si no metemos un gol por lo menos nos queda la canasta

Ayer me dio por escuchar la radio española y menuda suerte tuve porque no encontré programación más amena que la retransmisión de un partido de baloncesto entre la selección española y la de Alemania. Al parecer son los mundiales de este deporte y se celebran en Madrid (no sé si solo allí pero con lo capitalinos que suelen ser estos asuntos de los equipos nacionales y las competiciones planetarias, me extrañaría que les diera por jugar un partido en Lugo. Y que conste que Lugo está ahí y se lo merece como cualquier otra ciudad de provincias. Faltaría más).
Bien, de baloncesto no tengo más idea que la que se me quedó de mis años mozos, un conjunto de dientes rotos por faltas innobles y un complejo lejano por ser bajita y no poder hacer nada por evitarlo. Es decir, que más que canastas a mí lo que me dieron en la cancha fueron porrazos e insatisfacciones y por eso no he echado de menos este deporte que quizás no sea el rey pero va alcanzando ya el infantado en la realidad mediática española. De eso precisamente se me ha ocurrido hablaros hoy.
Aunque yo no lo sabía, la selección española es campeona del mundo....Ahí es nada. Yo pensaba que en cuestión de equipos nacionales nos faltaba a los íberos aquel no sé qué que hace posible los milagros. Figuras a lo Indurain, Seve, Nadal o Alonso entran dentro de los cánones individualistas con los que crecí en mi infancia. Años aquellos de confianza en la genialidad de un solo hombre (adviertase aquí el género. Menos mal que llegó Arancha) que nos dieron estos y otros deportistas, con los que consolar nuestras cuitas de no haber ganado ni un mísero torneo mundial internacional. Al menos en el deporte rey...ese que le sirvió a Paquito para tener al país dopado políticamente mientras se moría tranquilamente.
Escuchando la radio ayer noté, no sin alivio, que el discurso exaltado de comentaristas sudorosos y más papistas que el papa retransmitiendo el partido, seguía sin lugar a duda las directrices lamentables a las que nos tienen acostumbrados los miembros de este gremio (un lenguaje propio de batalla medieval, plagado de referencias a la furia, el honor, la clase y la soberanía) pero algo se ahorraban, cuya ausencia se hizo palpable precisamente porque en ningún momento me enfadé ni me sentí indignada. Faltaba el rollo ese nacionalista al que nos tienen acostumbrados cuando juegan los del futbol. Ese discurso pesado y enojoso que encuentra su manifestación simbólica en Manolo el del Bombo (explicar a los que lo desconozcan quién es me llevaría demasiado tiempo. Quizás miráis en la red que no me extrañaría que los encontraseis, a él y al bombo). Aquello de que la unión hace la fuerza, unidos podemos y de que somos los mejores pero las circunstancias, el árbitro, el clima o qué se yo nos traicionan. Vamos la retórica que escuché en el "cole" en relación al tema de la Armada Invencible, aplicada a la selección patria. Lo de siempre.
Bien, pues de eso en el baloncesto no hay y yo me alegro. Que ganen o pierdan en Madrid o en Lugo me importa un bledo. Si son simpáticos, buenos chicos y pasan de dejarse manipular mediaticamente les concedo la gloria de entrar en el reinado ibérico de los deportes. Por favor, solo una cosita. A ver si cuando pierdan alguna vez son capaces también de abstenerse de la retórica "Armada invencible" (ya sabéis a qué me refiero). Entonces para mí serán los emperadores de las selecciones deportivas españolas. Eso sí, de mi republicanismo no me retracto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno al final hemos sido plata. No es oro todo lo que reluce pero creo que no hay por qué no alegrarse.
Lo que siempre me ha intrigado es cómo siendo nosotros tan bajitos tenemos una selección de baloncesto de tal altura. Me da por pensar que si el porcentaje de altos es más bajo que el de otros países pero que nuestros altos son mejores jugadores de baloncesto que otros de otros países entonces debe ser porque Spain is different. Será cosa de la dieta mediterránea. En cambio, tenemos la mejor liga de fútbol, eso dicen, con unos clubs buenísimos. Se gastan mucho dinero en traer a grandes estrellas del balompié y sólo somos, de vez en cuando, campeones mundiales en Sub'21.
A ver quién nos entiende.
Mila

Anónimo dijo...

Pues al final tambien fue oro en el de Voleibol, que quizas no sea tan mediatico, pero tambien es bonito ver a los españolitos brincar cual cabritas en prado aleman con las manitas en alto.
Porque no solo de futbol vive el hombre...

Anónimo dijo...

siempre tan agudo este bukowski. Cada día me gusta más.