El próximo 9 de septiembre se celebran elecciones generales en un país pequeño y precioso, plagado de etnias y lenguas diversas que los siglos de colonización cultural y económica no han conseguido extinguir. Me refiero a Guatemala, " tierra de muchos árboles" que es lo que significa la palabra originaria, Cuauhtemallan en Nahuatl, un lugar del que se oye poco y del que menos se sabe. Al menos yo, que en esto como en tantas otras cosas mejor damos el referente para que no se nos malinterprete. Las palabras son peligrosas.
Han de serlo porque cuando el lenguaje de las armas se calla (y de eso lamentablemente ha habido mucho en la cuna de la civilización Maya) y por fin los seres humanos comienzan a articular sus deseos, peticiones y quejas, echan a crecer como pequeños tallos verdes de alegría las esperanzas, las ilusiones y la conciencia de ser indispensables para que la vida social sea fértil, haya para todos y de paso admita alguna que otra renovación.
La violencia de las armas por otro lado no es peligrosa sino mortífera y brutal. Además puede más que las palabras y las calla de sopetón, a golpe de bala y sangre. En Guatemala, desde hace unos meses, desde que se convocaron las elecciones generales han muerto 49 personas ametralladas en las calles. ¿Quién? Entre otras, aquellas que titulan esta entradita escueta y que para mí son los héroes civiles y anónimos que merecen una lápida de recuerdo que llegue hasta la estratosfera. Gentes sencillas, miembros de un partido político que pretende acabar con algunas de las injusticias de siglos guatemaltecas, compañeros de lucha de Rigoberta Menchú que se vieron acribillados por hacer propaganda entre los futuros votantes. Por luchar con la palabra contra la hegemonía de la metralleta.
No sé muy bien qué quiero decir con este texto. Me incomoda el sentimentalismo, la frase vana y vacía de significado. Leí sobre Wenceslao y Esmeralda en el periódico y me puse a pensar que como ellos son demasiados los que caen por voluntades ocultas cargadas de poder y dinero. Tantos en el mundo que reflexiono ahora sobre lo escrito y me doy pena. Si, por pensar que las palabras aún pueden lograr algo, por creer que el mundo tiene arreglo y que unas cuantas sílabas detrás de otras son una buena manera de empezar. Siento la ingenuidad y el pesimismo. Querría que hubiese sonado todo en otro tono pero no ha sido así. Ojalá en la estratosfera floten globos de colores como los guatemaltecos. Ojalá desde allí nos manden refuerzos a los de aquí abajo, globos como mundos enteros donde refugiarnos.
1 comentario:
Eso
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