martes, 6 de noviembre de 2007

Las palabras y los muertos (Amir del Valle)

Es el título de una novela que no he leído pero con la que me encantaría toparme muy pronto, por casualidad entre el maremagno de las otras lecturas, para no olvidar la idea que me ha surgido al leer un reportaje sobre su autor en un diaro alemán (Die Tageszeitung, 24 de octubre). La historia de del Valle es la de Facundo, custodio o guardaespaldas de Fidel Castro, ante el que un día se presenta la tajante realidad de la muerte del dictador. La necesidad de orientarse en el nuevo contexto sociopolítico le obliga a reflexionar sobre la Revolución y sus protagonistas. Así comienza la historia.
Me llama la atención sobre todo la figura del "protector de personas", ese anónimo ser ahí detrás, con un cable pegado a la oreja y mirando de lado a lado como las figuras de una película de terror, esperándolas venir aún en los sitios más insospechados. Ya la ví hace unos meses, esta vez en el cine, en la cinta argentina El Custodio de Rodrigo Moreno. Una película de escaso ornamento superfluo, concentrada en describir con imágenes minuciosas y desde cierta distancia (no siempre mantenida) todo aquello que se suele ignorar sobre el custodio: su vida sin custodia ("Pieza de oro, plata u otro metal, en el que se expone el Santísimo Sacramento a la pública veneración". Diccionario de la Lengua Española. RAE)
He de reconocer que no tengo idea ahora de si esta figura narrativa tan secundaria o incluso no-figura narrativa (desde mi ignorancia, que conste) es un fenómeno reciente o ya existe desde hace tiempo. A mí se me ha aparecido en pocos meses en varias ocasiones, con su aparentemente rutinaria existencia y falta de verbo y en cada una de ellas me ha sorprendido el alcance de las perspectivas que ofrece a aquellos que aspiren a ver detrás de esa pieza de oro de santísimo significado que es la custodia. Porque este individuo (que suele ser hombre, tampoco en esto ando segura) posee la mirada más profunda y aguda que se pueda tener sobre la estructura de poder que genera la necesidad de su oficio. Es quien conoce o tendrá que conocer la banalidad del símbolo, la vacuidad humana de la aparente figura histórica, sus miserias y crueldades. También quien advertirá inmutable las consecuencias de las mismas.
Ni se me ocurre cómo relacionar esta nueva figura con una reflexión sobre la importancia de repensar los trasfondos, las figuras secundarias, los terceros y cuartos planos de imágenes estridentes y bendecidas por los medios...Las historias contadas desde abajo o en este caso desde atrás (por lo de guardaespaldas) parecen tener la capacidad de revelar a contrapelo una realidad distinta y más rica en matices a la ofrecida por voces más habituales...Eso es lo que por ahora tengo claro. Si vuelvo a toparme con un custodio, seguro que me inspirará a continuar pensando.
Por cierto que aprovecho para anunciar la charla del escritor cubano Carlos A. Aguilera el jueves 15 de noviembre en la universidad de Frankfurt (campus Westend. Casino. 1801) a partir de las 19:00 horas. El autor hablará de su país y de la situación de los escritores y artistas en Cuba. ¡A ver si os pasáis por allí!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Al igual que el guardaespaldas o custodio sería interesante ser intérprete. Uno acabaría enterándose de todo!!!

Anónimo dijo...

Me gustó la charla pero sobretodo el menú.