Sin duda mi escritor favorito por muchos motivos, entre otros a causa de la tesis medio aparcada.
Mi historia con él empezó con la recomendación de una gran amiga de Un mundo para Julius - me desharía en elogios si el espacio de esta entrada fuera ilimitado- y siguió con otros textos bellísimos, divertidos y geniales. De hecho recomiendo leer El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz. Para ambientarse, cómprense un sillón Voltaire. No les defraudará. Ni la novela ni el sillón, que seguramente amortizarán con las horas de lectura.
Pero Bryce es noticia esta semana por un supuesto nuevo plagio. Dicen que es porque bebe. Él ha dado otra explicación poco creíble. Todos nos entristecemos al ver que un genio de la palabra necesite del texto de otros. Pero es eso mismo lo que quizá lo haya abocado a agenciarse de la propiedad intelectual de otros. Nosotros siempre esperamos que cualquier texto de Bryce mantenga la calidad de sus novelas y cuentos más famosos y uno no puede ser condenadamente genial todos los días.
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2 comentarios:
Hola Mila!
Gracias por invitarme a tu blog, he estado leyendo tus entradas y la de Chomsky me ha dejado un poco perpleja :-/ ¡con lo fan que soy yo de Chomsky!
Al genio de la palabra que mencionas no lo conozco, pero intentaré informarme un poco más, si no me siento algo ignorante :)
Tenéis también Exkursionswoche en Frankfurt? A nosotros nos toca la semana que viene sin clases, así que fantástico, podré trabajar tranquila.
Ah, y claro que te llamaré cuando vaya POR FIN a Frankfurt a visitar a esta amiga mía!!! FALTARÍA MÁS!
Un beso y cuídate, seguiré visitando por acá a ver tus novedades,
Reyes
En mi opinión no se debería suponer honestidad al genio ni su carencia debería menguar la calidad genial...Imagino que es difícil mantenerse en el estrato último de la intelectualiad sin roces, cortes, manchas y otras heridas innobles. Recuerdo haber leído que Bryce Echenique estuvo durante algún tiempo atormentado por la depresión nerviosa; mala cosa para un escritor que pertenece al panteón de los dioses. Los dioses no sufren, no copian y no beben...Los dioses. Afortunadamente Bryce no es uno de esos escritores inmaculados, sus momentos de encanallamiento lo hacen humano y quizás por eso aprovecho para expresar mi adhesión a los genios humanos, desmitificados por las técnicas de reproducción y transmisión de palabras, más cercanos que nunca a la grandeza y bajeza propia de nuestra esencia humana. Marta
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