viernes, 1 de junio de 2007

La bandera

Nunca tuve que izar ni arriar bandera o cantar el himno nacional español- no tiene letra aunque algunos se empeñen en ponérsela- antes o después de las clases. En realidad tuve suerte porque no creo que me hubiera gustado sobremanera ponerme firmes y llevarme la mano al pecho con gesto afectado. Sin embargo, en otros países hispanoamericanos es un rito que, como tal, intensifica el culto a los símbolos nacionales.
Puedo imaginar un argentino o un mexicano que día a día, afinando su voz, canta con deleite su estrofa preferida y siente un orgullo al ver ondear su bandera. Y digo puedo imaginar porque yo no lo puedo sentir. Así parece que la afectividad que se nos inculca en España hacia un trozo de tela es tal que ha llevado a dos jóvenes españoles a descolgar unas banderas letonas de unas farolas para llevárselas como recuerdo. Ya saben ustedes lo bien que quedaría en la pared de la habitación de un joven la bandera robada de Letonia. Lo malo es que nuestro respeto por la bandera no es el mismo que tiene el letón y, claro, han terminado en dependencias judiciales.
Yo me pregunto cuánto amor hay que tenerle a una bandera.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

He visto a muchos mexicanos que cantan su himno nacional todo el día, y no porque sean super - nacionalistas, sino porque no tienen nada más que hacer...

Por eso les pido a todos que se adjunten a esta página;

www.callense2007.org

Necesitamos 10000 firmas para más Spielplätze en Frankfurt y cada voz es importante...

Un abrazo con amor de patria ( olé )

Mila dijo...

La página propuesta no existe o al menos aún no está activa.

Anónimo dijo...

Si la pregunta es acerca del amor a la bandera, me parece que en España la respuesta es poca o nada. Se quiere más a la bandera de la Comunidad a la que uno pertenece que a la nacional.
Sintoma de esto es el creciente zoológico de pegatinitas que nos invaden y que se reproducen; me refiero a la pegatina del burrito catalán o si no, la del pececito de la Comunitat que sustituirán en breve la enseña en rojo y gualda (ya me imagino a radicales haciendo una sardinada en protesta) y como no, el torito.
Es él, el torito, nuestro eterno astado, la pegatina preferida por los maleteros (a ser posible de un Seat ) del españolito medio con la que se advierte al incauto conductor que va detras que el que nos precede es un macho iberico (o hembra) muy español.
Las banderas e himnos estan pasados de moda. O les hacemos un tuning o desapareceran. Yo, por de pronto me largo al mercadillo a comprarme una bandera gigante con el torito, no sea que me vaya a pillar el idem.