A modo de breve anuncio me gustaría mencionar que en la edición de El País digital de hoy aparece un video de una conferencia impartida esta manana por Carlos Fuentes en Santillana de Mar, dentro del marco que ofrece la Universidad Internacional Menéndez Pelayo que organiza un ciclo sobre literatura iberoamericana. La brillantez del discurso de Fuentes es conocida, la hermosura de su verbo mejicano y la riqueza léxica que exhibe traslada al oyente (en este caso a esta oyente, para qué despersonalizar) a una situación de recogida atención, de verdadero interés por lo que cuenta.
Hablaba él, como digo entre maravillas vocálicas, del contratiempo característico de la literatura iberoamericana y me ha parecido un bonito atributo para una producción que desde siempre ha luchado por imaginar un tiempo distinto al generado por el relato oficial de la conquista, colonización o independencia. Una cronología esta de la violencia, la persecución, las diatribas políticas. Fuentes argumentaba que la creación de un devenir temporal propio invita a la integración de lo aparentemente contrario, opuesto, enemistado y que precisamente es esta ligazón o mescolanza la que con el pasar del tiempo ofrecerá una imagen más completa del desarrollo y evolución de la cultura literaria y con ella del ámbito en el que crece y se reproduce.
Quizás porque es mejicano ha hecho remitir su discurso también a la Espana precolombina (la no imperial y augusta) y a la literatura de un Arcipreste de Hita que en su Libro del Buen Amor integra elementos y formas propios de la tradición árabe o a Fernando de Rojas quien no duda en situar a su Celestina entre los requiebros amorosos de dos personajes pertenencientes a una clase caída en desgracia en la realidad histórica tras la expulsión ordenada por los Reyes Católicos. Para Fuentes, el contratiempo se halla ahí, en esa voluntad de trangredir la dureza fáctica de la realidad y oponerle un tiempo del imaginario en el que solo el autor rige sobre la voluntad de ricos y pobres, árabes, cristianos o judíos, reyes o vasallos. Y esta característica pasará a ser motivo y en ocasiones razón de ser de una literatura cuyo universo de lo real está plagado de sangre, muerte, represión e intolerancia. En fín que me he liado y que mejor lo escucháis en internet, que la voz de Fuentes es como la de un oráculo, sabia y consoladora. Marta
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2 comentarios:
Dónde está el link?
Te metes en la página de El País (edición de hoy, 11 de junio) y aparece a la derecha una foto de Fuentes y Saramago con el título Lecciones y maestros...Ahí. !Qué lo disfrutes!!!
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