domingo, 28 de octubre de 2007

Día de cambios

Hoy han cambiado la hora y a pesar del trasnoche una está como más fresca que otros domingos a estas horas. La verdad es que a mí no me importa que cambien la hora, para bien o para mal. No noto grandes cambios. Debe ser que llevo una vida poco ordenada. No le ocurre así al Sr. Chávez, al que ya no sé cómo clasificar porque quizá es un genio al que ya no logro comprender. Esa media hora que quiere para sus relojes venezolanos quizá interesara al mundo entero, no sé. Ya les digo que mi intelecto no da para tanto. Pero bueno, hoy no quiero hablarles de más de lo mismo ni de cambios horarios. Hoy pretendo hablar de política, que no es lo mío pero que... como que se presta. Y tanto que se presta. Hoy hace 5 lustros de la victoria socialista en España. Todo un hito y un punto de inflexión en la historia moderna de mi país porque no hay que engañarse: la importancia de aquel PSOE es vital para la vida democrática en España. No hay que ser un gran analista político para ver que, tal y como ahora está ocurriendo, con este partido se han fomentado grandes logros sociales que con un partido conservador nunca hubieran tenido lugar, o al menos no en ese periodo tan corto de tiempo. Y así he de pensar en la ley del aborto, tan brutalmente contraria a la mentalidad post-católica imperante entonces. O en el actual matrimonio homosexual, que tantos enfrentamientos sociales y semánticos ha producido.
Comparta o no mis ideas con ellos, hoy mis felicitaciones por ese cambio que supuso hace veinticinco años la llegada al poder de aquéllos que portaban trajes de pana. De igual modo, mis felicitaciones hoy para la que seguramente será la nueva presidenta de Argentina y que es casi habitual de este blog, Cristina. Hoy es un día de cambio, aunque no haya a partir de mañana muchos más. Argentina está votando a estas horas por una candidata que pasará de primera dama a presidenta. Por una mujer aparentemente detrás de un hombre- ya lo dice el refrán- que a partir de ahora tiene que hacer de ... No existe nomenclatura. Si bien para monarcas es príncipe consorte para maridísimos es... ¿un cero a la izquierda quizás? Bueno, ya veremos en qué resulta. Lo cierto es que Cristina debe tener la heladera llena de botellas de cava- aunque en su caso sean de champán- con las que celebrar esta victoria tan anunciada. Esperemos que ese saberse ganadora no traiga sólo la fiesta de la celebración sino nuevos impulsos al servicio del pueblo argentino.
Día de cambios, sí. Esperemos que importantes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo también lo espero pero también creo que esos grandes cambios de los que se habla, los giros decisivos para la vida de un país, los momentos históricos y un largo etcétera de descripciones "cronicobombásticas" (!qué palabreja!)al final no son más que eso, anuncios mediáticos para seguir manteniendo el estado expectante del consumidor televisivo. No sé, la victoria de algún candidato, partido o en el Festival de Eurovisión puede servir de condensador simbólico en el que se aglutinen muchas corrientes subterfugias no percibidas por los periodistas y analistas sociales. Sin embargo, los cambios auténticos los lleva a cabo el ciudadano o ciudadana de a pie, cada día, luchando en su esquina contra los perjuicios más evidentes. No puedo evitar una sonrisa sarcástica al pensar en la victoria del PSOE en 1982 porque a esa imagen de la pana asocio inmediatamente la pegatina de la "OTAN NO" que quedó pegada en el coche del vecino hasta 1992, cuando fue repuesta por una de la EXPO´92. O en la llegada al poder de los Verdes alemanes y la participación en el bombardeo de Belgrado. Cambios simbólicos para seguir manteniendo la validez simbólica del sistema. !Qué rollo! Disculpadme la pesadez dominguera. Ni yo misma me aguanto. Salud.