domingo, 18 de noviembre de 2007

De aguas

Andan las aguas revueltas en las relaciones entre Venezuela y España. Qué pena porque ahí perdemos todos menos los que ya han hecho negocio con descargas para el móvil, camisetas y tazas con la famosa frase. En fin, para qué hablar...Esperemos tiempos mejores. Otorgar la razón a uno o a otro y que la decisión sea respetada y acatada por todos es sumamente difícil, a veces imposible. Por ello es asombroso y digno de admiración lo que logran ciertas instancias que, a priori, parecieran estar destinadas al fracaso. Uno de estos organismos, que con prudencia, justicia y respeto regula desavenencias entre los imputados, es el Tribunal de las Aguas de Valencia. Esta corte, consuetudinaria, similar al Consejo de Hombres Buenos murciano, tiene larga experiencia en desavenencias. No sólo son jueces sino que, por el merecido respeto a la institución que le confieren los propios afectados, se convierten en un tribunal de mediación social.
El Tribunal de las Aguas recibió este jueves la visita del presidente del Consejo general del poder judicial quien condecoró a los síndicos por su labor. Un trabajo que algunos considerarán folclórico por lo inusual pero que en sustancia nada tiene de ello. Una pantomima no viene ratificada por la Constitución ni admirada por el poder judicial. Loable es la dedicación de estos siete síndicos y el presidente del tribunal, labradores, que cada jueves de mañana dejan su trabajo y estudian los diferentes casos para después otorgar justicia cuando las campanas del Micalet dan las doce. Algunos de esos pleitos se solucionan a través de un mediador y no llegan a juicio público. A través del diálogo se solucionan muchísimos enfrentamientos. Quizá en el caso de Hugo y Juan Carlos, debiera seguirse el mismo procedimiento.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues yo si que me imagino a Chavez y al Rey ante la el Tribunal ante la puerta de la Catedral de Valencia y Chavez diciendo que "huele a azufre". No estaria mal. Igual se convierte en una atraccion mas del parque tematico este que hacen llamar Valencia.

Anónimo dijo...

No, por favor, no...Lo único que nos falta es que ahora los dos se conviertan en los teleñecos y nos acosen con su imagen a diario. Que todo tribunal es un espectáculo es cosa sabida ya desde la época de los romanos (por decir una). Que un tribunal como el de aguas exige la creencia, el respeto y la tolerancia de la población a la que supuestamente pretende administrar es la máxima que le da sentido y confirma su autoridad. Coincido con Mila en lo necesario de estos centros de disputa, en la importancia de tener ámbitos en los que discutir, elevar el tono y plantear las cosas claras, sin pelos en la lengua. Es la propia esencia de la democracia. Me pregunto si esto es posible en nuestro país más allá del nivel regional o local que pueda cubrir un tribunal de aguas...Cada día soy más escéptica en lo referente a la capacidad de mis conciudadanos españoles para negociar, parlamentar y llegar a acuerdos y compromisos útiles para todos...Bukowski, para mí que el parque temático va desde Finisterra hasta Gibraltar. Las atracciones no nos faltan, maldita sea la hora en que alguien inventó la televisión o la radio. Parecen hechas para darle aire a la memez ibérica...marta

Anónimo dijo...

Hombre, en todos lados cuecen habas, porque leyendo el periodico de mas tirada de Alemania, ese que nadie compra, pero todos leen, la memez germanica tambien alcanza cotas altitas, seamos realistas.
Esta claro que aqui nos chorrea la tonteria a hectolitros y que nos encanta aquello de que hablen de nosotros, aunque sea mal, pero lo que lanzan los medios de comunicacion en muchos casos son mero entretenimiento y eso es humano. Admito tambien que hay que leer muchos periodicos (si el tiempo lo permite) y no solo ceñirse a aquel que representa mas la propia ideologia. Hoy en dia tenemos tantos medios "serios" que se nos hace dificil decantarnos por uno. Tenemos que ser criticos con lo que vemos y oimos e intentar ceñirnos a los hechos, a sus consecuencias y sus causas y no admitir por bueno el juicio de valor que se oculta tras la letra impresa.
Y asi deben hacer los jueces, los cuales se supone salvaguardan la imparcialidad de la justicia, pero que al fin y al cabo son humanos y tienden, algunos mas a menudo de lo deseado, a expresar sus ideas en sus veredictos.

Anónimo dijo...

Sí, sí y sí...¿Qué quieres que te diga más? Tienes razón y me encanta que me hagas de balanza en mis improperios contra la casta ibérica...La germánica se merece lo mismo o más, pero como es un blog de asuntos relacionados con la cultura iberoamericana pues ahí doy caña, donde más duele o mejor donde más me duele a mí...Gracias por el retroalimento de cada día...Ya dicen que entre dos, las cosas salen mejor. Saludín. Marta